¿Hacia dónde va la música?

Hoy en nuestro blog analizaremos hacia dónde va la música.

Sabéis que los componentes de Oinoz, Crianza, Verdejo y Claude Gros, somos tipos analíticos y que nos gusta estar al día tanto de lo que se cuece en la industria musical, como también seguir degustando grandes clásicos de la música para seguir creciendo. Es nuestra filosofía como banda.

Por ello, con tu permiso, hoy vamos a reflexionar sobre hacia dónde va la música. Algo pretencioso, pero que nos va a permitir saber también si Oinoz puede cribar el trigo de la paja para tener el mejor de los futuros.

Por el momento, ya te lo avanzamos… ¡Estamos en el camino! Hace unos días, nuestra guitarra y voz del grupo, Crianza, ha cosechado la Medalla de Plata del Concurso Mundial de Bruselas, algo así como ganar un Premio de la MTV para que nos entendamos amigos.

Te recordaremos, por aquello de que por entonces aún no habíamos empezado con este blog, que Crianza ya cosechó la Medalla de Oro en el mismo certamen en 2017. Estamos realmente contentos, porque, además, cada vez más personas nos felicitáis por el sonido que estamos creando. ¡Es genial!

La música como movimiento cultural

Siempre se alude a cómo el rock sacudió a los jóvenes estadounidenses, allá por los años 50, tras las dos grandes guerras. Un género que bebía del blues, el folk y el gospel -entre otros géneros- servía de argumento a los adolescentes para mostrar rebeldía frente a sus padres, que consideraban aquel nuevo sonido como algo estruendoso y que propiciaba la mala reputación. Hoy cruzamos los dedos porque el rock tenga mayor protagonismo en el contexto musical porque, al fin y al cabo, la música en directo ha sido la mejor escuela para que se forjaran grandes artistas y bandas.

Y la música evoluciona

Sin embargo, cada época ha tenido sus propios argumentos culturales, y entre ellos ha estado claramente la música. Recordemos que, tras aquellos contoneos de Elvis Presley y toda la legión rockabilly, llegarían el movimiento cultural de la segunda mitad de los 60 en la Costa Oeste de Estados Unidos, las comunas en torno a San Francisco, los legendarios clubes de Los Ángeles y Nueva York, que convivían con un soul emergente. Años después lo que arrasaría sería la psicodelia, el heavy metal, el punk, el rock de estadios, el hip hop, llegaría el reinado del pop, la música disco… En fin, en las últimas décadas ha habido una clara evolución en la técnica, la producción y la creación de contenidos musicales y su puesta en escena, en una convivencia podríamos decir que pacífica, pero imparable.

 

Una década singular

Sin embargo llegamos a la década de 2010, la que estamos a punto de decir adiós, y sonidos evolucionados a partir del soul, el rap, el hip hop y el rythm and blues, en los países anglosajones, finalizan su embudo de conversión en el trap, un estilo que arrasa entre los adolescentes, pero que abusa de una producción demasiado simplificada, el autotune -lejos queda la primera canción que lo utilizó, Believe, de Cher-, esa edición digital y los sintetizadores como elemento central de lo que en ellos se escucha.

El rap con Post Malone, Drake o Kendrick Lamar se hacen un hueco importantísimo en el ámbito musical de los últimos años, pero hay sonidos evolucionados que van ganando terreno.

El omnipresente sonido urbano

Como avanzábamos, el trap se encuadra dentro de lo que algunos han pasado a llamar música urbana/ritmos urbanos, y acaba fluyendo por todo el mundo, y en casi todos los idiomas, con subramas como el trap latino, dentro del cual su máximo exponentes tal vez hasta la fecha ha sido Bad Bunny.

El reguetón también gana peso, y tiene una enorme presencia en los países iberoamericanos, pero desborda sus territorios originales en el tramo final de la década, a partir de una fórmula utilizada hasta la saciedad por sus intérpretes: las colaboraciones.

A partir del éxito de artistas como Maluma o J Balvin, además de otros muchos que se suben al carro de lo que está de moda, las casas discográficas ven aquí un filón y recurren a figuras con presencia en todo el mundo como Shakira o Black Eyed Peas, entre otros muchos.

La producción como reclamo

Además, la década será recordada por el enorme protagonismo que han adquirido algunos DJs, que tienen ya la categoría de figuras mundiales. Ha sido el caso, entre otros, por supuesto del francés David Guetta, de Calvin Harris o del ya fallecido Avicii. Músicos que en su día se habrían dedicado de una forma clara a la producción discográfica, dan el salto y copan el mercado con sonidos que enganchan. Sus trabajos son esperados al nivel de los superventas, en una década en la que las mujeres han cobrado un especial protagonismo. Rihanna, Sia, Ariana Grande o Adele, han sido grandes protagonistas de un decenio en el que también han destacado otros solistas como el omnipresente Justin Bieber, Ed Sheeran o Bruno Mars.

Más tecnología, más música. Pero, ¿más calidad?

Sin embargo, la universalización de la tecnología, cada vez más evidente en ámbitos como el referido a la edición musical, provoca una circunstancia muy ligada con ese hecho que comentábamos antes: cualquier cree poder conseguir un smash hit. Aunque, bien pensado, en cierto modo es así.

La apuesta de las discográficas sigue pegada a lo que demanda la sociedad y lo que todos demandamos en este momento es más inmediatez que sosiego, y más cantidad que calidad. Y así ocurre: más sencillos que discos, música menos cuidada, más de andar por casa, por lo general, que en épocas precedentes.

El resumen es que, se obvian sonidos que han forjado la esencia de la música masiva, como la guitarra, que pasa de una manera evidente a un segundo plano entre los temas de éxito. Sin embargo, como decíamos más arriba, desde que el mundo es mundo, los grupos y solistas han requerido de ensayos, sonidos y planificación. Y así seguirá siendo. También en la próxima década, en la que, no nos cabe duda, la música seguirá creciendo.

Pero, ahí lanzamos una pregunta: ¿Igual que muchas generaciones tienen para recordar las canciones de The Beatles, Pink Floyd, Michael Jackson o U2, ¿qué recordarán los jóvenes de la década que concluímos? En OINOZ os dejamos esta última frase para reflexionar. Gracias amigos, nos bebemos y oímos pronto.

Compartir en: