Las fiestas populares y las verbenas de verano

Las fiestas populares vuelven poco a poco, tras este paréntesis provocado por el coronavirus. Aunque muchos pueblos y ciudades aún viven atenazados por la incidencia de la pandemia, ya hemos podido ver a muchos jóvenes y mayores participar en el engalanamiento de plazas y calles con el fin de arropar una tradición que se remonta, en algunos lugares, incluso a siglos.

Vecinos y vecinas aparcan por unos días la rutina, el duro trabajo, para disfrutar de la organización y sobre todo el desarrollo de unas fiestas que, habitualmente, tienen como origen la veneración de algún santo o santa, que suele ocupar la condición de patrón o patrona, y cuyo santoral se erige en el epicentro de la celebración que, además, suele reunir a población del entorno y hacer regresar a los naturales de la zona que en su día tuvieron que emigrar para mejorar su situación económica o, simplemente, para dedicarse a aquello a lo que querían dedicarse.

A las tradicionales verbenas, de las que ahora hablaremos, acompañan gaitilla, bailes populares y, cómo no, los puestos de almendras garrapiñadas, chucherías, juguetes de plástico y los de tiro al blanco, por no citar a los de lotería, que siempre tocan pero pocas veces concretan los premios…

Los Oinoz sabemos mucho de fiestas, de animarlas, para qué negarlo, pero siempre desde la responsabilidad y el respeto a los demás.

Un país de fiesta

España es un país que cuenta con Fiestas de Interés Turístico Internacional, como los carnavales de Cádiz o Santa Cruz de Tenerife, las Fallas de Valencia o numerosas Semanas Santas, sobre todo de interior.

Si bien, también en verano hay hueco para estas grandes fiestas que, además, atraen a miles de turistas. Es el caso de los Sanfermines, en Pamplona -que en 2021 se han vuelto a suspender, por cierto-; la Tomatina de Buñol, en Valencia (último miércoles de agosto); los encierros de Cuéllar, en Segovia, durante el último fin de semana de agosto; o el Descenso Internacional del Sella, a principios de agosto, en Asturias.

Si bien, dicho esto, somos mucho más que siesta y fiesta, por aquello de combatir clichés tan frecuentes entre algunos de nuestros visitantes extranjeros, que han de sentarse y mirar bien el mapa para sorprenderse de la ubicación exacta de España.

Las verbenas

Lo cierto es que este país es mucho más que esas fiestas que traspasan fronteras o esas fotografías masificadas que abren los principales periódicos del mundo… España es un país de verbenas, en el mejor de los sentidos.

Ay, las verbenas… Ese acontecimiento que aúna lo festivo y cultural de muchos municipios se ha ido reinventando para ser, en el siglo XXI, un auténtico espectáculo de luz, sonido y color, con trailers que despliegan escenarios de varios pisos, con una calidad musical importante en algunos casos. Y es que, las orquestas, que es de lo que hablamos, esas auténticas academias rodantes de las que han salido grandes figuras de la canción (sí, efectivamente, David Bisbal, uno de nuestros artistas más internacionales, empezó cantando en una de ellas, en su Almería natal, de nombre Expresiones).

Lo cierto, es que todo ha cambiado mucho. Que se lo cuenten a nuestros mayores, que podían pasar un rato en el guateque, o en el baile -en algunos lugares de Castilla se denominaba función-, y volver prontito a casa. Aquella canción de Serrat, Poco antes de que den las diez, resumía a la perfección lo que decimos…

Antaño, había orquestas que recorrían su provincia entera y lograban recursos para poder subsistir todo el año. En los últimos años, estos negocios -sí, son empresas, claro- se han de buscar las habichuelas habitualmente más allá de los límites territoriales en los que se ubican para ganarse la vida. Vaya para ellas nuestro recuerdo, porque han sido tiempos muy complicados para las agrupaciones musicales.

Canciones que no pueden faltar en una verbena

Quien no ha estado en una verbena no ha vivido plenamente. Esta frase es nuestra, de los Oinoz, vaya por delante, pero podría ser de cualquier gran pensador… Es broma. Lo cierto es que esos momentos de diversión memorables en torno a las grandes canciones, los saltos en mitad de los temas de cierre (en los 90 casi siempre caía alguna de Barricada…), el trenecito, el baile lento y agarrado, el Paquito el Chocolatero… Todo eso, amigos, son palabras mayores.

Y aunque todo se ha profesionalizado mucho, y en algunos casos puedes encontrarte catálogos orquestales con una escenografía cuidadísima, unas coreografías increíbles, pirotecnia, una iluminación que ya la querrían para sí los templos mundiales de la música, lo cierto es que sin música poco se hace en este negocio.

Hay, además, orquestas con un amplio repertorio de música rock, pop, disco, reguetón que en algunas ocasiones parecería inabarcable hasta en dos noches seguidas… Pero la cuestión es que la competencia aprieta, y aquí también hay que brindar lo mejor.

Pero, como hay que bajar el balón a la tierra para poder disparar a puerta, vamos a recordar algunos hits que, durante mucho tiempo, no han podido faltar en una buena verbena, con una buena orquesta de pueblo.

Veinte temas casi omnipresentes

Raphael – Mi gran noche

 

Concha Velasco – La chica yeyé

 

Fórmula V – Eva María

 

Camilo Sesto – Vivir así es morir de amor

 

María Jesús y su acordeón – El Baile de los pajaritos

 

Europe – The final countdown

 

The Refrescos – Aquí no hay playa

 

Celtas Cortos – 20 de abril

 

Zapato Veloz – El tractor amarillo

 

Wighfield – Saturday night

 

Los del Río – La Macarena

 

Seguridad Social – Chiquilla

 

King Africa – La Bomba

 

Mago de Oz – Fiesta pagana

 

David Bisbal – Ave María

Las Ketchup – Aserejé

 

Gente de Zona y Marc Anthony – La Gozadera

Luis Fonsi – Despacito

Becky G y Natti Natasha – Sin pijama

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